Elisabeth d`Ornano nos relata su viaje a Butan

Querid@s amigos, me complace compartir con vosotros el breve texto escrito por una amiga de la Asociación y mía personal sobre su reciente viaje a Bután; espero que lo disfrutéis y os anime a visitar este pequeño pero gran país.

Ian Triay, Presidente GNH Center Spain y Cónsul General Honorario del Reino de Bután en España.

Mi viaje espiritual a Bután en abril 2024, por Elisabeth d´Ornano
 
El llegar a Bután  al amanecer con esas vistas al Himalaya ya es algo especial. Aterrizamos en el aeropuerto lleno de fotos muy grandes del rey y eso me gustó; nos atendieron chicas jóvenes en la aduana y nos  brindaron una bienvenida.
 
Nuestro viaje fue principalmente un viaje espiritual que nos llenó de bienestar. Visitamos muchos templos:el primero fue por invitación de la Reina Madre Ashi Sangay Choden Wangchuck a su templo Tara. Su Majestad  es una persona bondadosa e interesante que ayuda mucho a Bután y me alegro haberla conocido.
 
Al lado del templo Tara había alrededor de 200 personas haciendo cola para rezar con un maestro por la paz en el mundo. Aunque de alguna manera requieren ayuda y viven en la pobreza, todavía se acuerdan de los demás.
 
En cada templo hacíamos nuestras reverencias a Buda y le pedíamos que escuchara nuestras peticiones, sobre todo para ayudar a los demás.
 
El padre de las cuatro Reinas Madre está enterrado en un monasterio de monjas que él mandó construir: me pareció un buen lugar, un sitio querido.
 
Fuimos también a dos templos a escuchar las oraciones de niños monjes que cantaban en sánscrito. Son niños huérfanos que hacen una vida espiritual y me fijé especialmente en un niño de unos nueve años con una cara preciosa y bondadosa que me hubiera gustado llevarme a casa !.
 
Visité otro monasterio con devoción a Tara en las montañas y unas vistas increíbles, conociendo a un maestro que me gustó mucho:compartimos un momento muy especial andando cogidos de la mano. Él es un ser iluminado y su templo transmitía esa forma de vivir con sabiduría.
 
Disfrutamos mucho de la naturaleza: de las montañas, de los ríos, de las plantas silvestres donde brotaban manchas rosas que resultaron ser rododendros.

Había un colorido que destacaba por todas partes y eso era la gente tan elegante con sus vestidos tradicionales:los niños y niñas que van al colegio con sus “ghos” y sus “kiras”  tradicionales no solo causan muy buena impresión sino que aportan mucha dignidad al país.

Para mí fue un viaje especial enfocado hacia lo que verdaderamente cuenta y la expresión de la devoción. La gente es muy amable y servicial con valores budistas que son su razón de ser y forman la base para alcanzar la felicidad.
 
Elisabeth d´Ornano